ALEGRÍAS Y TRISTEZAS
No
cambio la tristeza de mi corazón
por
la alegría de la gente,
ni
mis ocultas lágrimas por una sonrisa.
Prefiero
que mi vida sea una lágrima y
una
sonrisa.
Una
lágrima que purifique el corazón,
me
revele los secretos de la vida y
su
oculto sentido,
y
una sonrisa
que
me acerque a los humanos.
Una
lágrima con la que pueda acompañar
a
los desdichados,
y
una sonrisa
que
simbolice mi alegría en la vida.
Quiero
morir anhelante
y
no vivir en el tedio.
Deseo
que haya en las profundidades de mi alma,
sed
de amor y belleza;
porque
miré y ví que los satisfechos
son
miserables esclavos de la materia;
y
escuché y oí que los suspiros del anhelante
son
más dulces que la mejor música.
Llega
la tarde, la flor recoge sus pétalos
y
duerme abrazada a su deseo;
cuando
llega la aurora, abre sus labios
para
recibir el beso del sol,
porque
la vida de las flores
es
deseo y encuentro, lágrimas y sonrisa.
Las
aguas del mar se evaporan para
convertirse
en nubes que vagan
sobre
montes y valles,
al
encontrarse con el viento,
caen
llorosas sobre los campos,
y
luego, se unen a los ríos;
al
final de la jornada,
vuelven
a su patria, que es el mar.
La
vida de las nubes es
separación
y encuentro,
lágrimas
y sonrisa.
Así,
el alma... se separa de Dios
y
camina en el mundo de la materia,
luego
pasa cual nube sobre la montaña
de
la tristeza y los valles de la alegría,
y
después,
al
encontrarse con los vientos de la muerte,
regresa
a su lugar de origen:
al
mar del amor y de la belleza... a Dios!
Kalhil
Gibran